Actividad 3: Comparando sistemas educativos

En esta entrada, trataré de hacer una pequeña comparativa entre el sistema educativo español y el de Corea del Sur.

Personalmente, me resultó bastante impactante. El sistema educativo en Corea del Sur es muy exigente y riguroso. Los alumnos pasan prácticamente todo el día estudiando, si no es en la escuela, es en academias al salir de clase. Se trata de un sistema muy estricto, en el que los alumnos tienen una dedicación completa al estudio, privándose de relacionarse con otras personas que no sean su familia al llegar a casa. 

Este nivel de exigencia les lleva a situaciones de agobio, estrés, e incluso a crear un ambiente de competitividad entre ellos que tampoco es bueno. Considero que está bien exigirse a uno mismo cuando tienes claras tus metas y objetivos, pero siempre en una medida considerada. La salud también es salud mental, y el ritmo de vida de los jóvenes en Corea del Sur no les favorece. Ellos mismos nos lo muestran, comentando los continuos y habituales casos de bullying. En este sistema se forman trabajadores, pero no personas: no se mira por su bienestar ni por su felicidad

Tal y como menciono al principio, los jóvenes tras pasar la jornada escolar, acuden a academias para continuar con su formación y el intenso trabajo de estudio que ellos mismo se imponen. Sin embargo, este recurso no todas las familias pueden permitírselo, ya que depende de los recursos económicos de cada unidad familiar. Aun así, el hecho de necesitar acudir a la academia después de la escuela creo que allí está instaurado como "obligación" por la propia sociedad, ya que los propios jóvenes se autoconvencen de que, si no acuden a estas academias, no conseguirán sus objetivos.

Si comparamos ahora este ritmo de vida de los estudiantes de Corea del Sur con el de nuestro país, no hay duda de que las diferencias son notablemente visibles. Aun así, no considero ni mucho menos que nuestro sistema sea deficiente, ya que los propios estudios estadísticos e informes publicados de los resultados académicos en los diferentes países, muestran que a pesar de las claras diferencias entre ambos sistemas educativos, los resultados no difieren tanto.

Eso no quita que el sistema educativo español necesite algunas pinceladas de mejora, empezando por una prosperidad y continuidad, al menos, superior a la de los últimos años. Los sucesivos cambios en el poder político han ido acompañados de las reformas educativas de interés correspondientes. Desde mi punto de vista, creo que un sistema educativo no puede prosperar, y mucho menos ofrecer buenos y fiables resultados si no se hace un seguimiento del mismo durante un mínimo periodo de tiempo.



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